viernes, abril 09, 2010

La densidad luminosa



Siempre he pensado que si las cosas no iban bien, era porque algo no iba bien dentro de mí, de que no era capaz de interpretar correctamente la realidad, de que algo no estaba claro y ello creaba densidad, y por tanto mis actos no eran tan lucidos o claros o correctos, y por tanto sus consecuencias no se correspondían de un modo equilibrado con el acto, y había cierto desequilibrio. Nuestros actos generan vectores, los hay positivos, los hay negativos, el truco es tratar que quede más semilla del primero que del segundo, pero ambos se alimentan y se nutren.

No es cuestión de culpas, es cuestión de actos.

Ahondando en la densidad se descubren rutinas, que se reiteran una y otra vez desde el inconsciente. Reflexionaba entonces sobre aquellas rutinas que surgen a pesar de estar alerta, de estar atento, de estar presente. La reiteración de todo ello crea un vaho que cubre con su capa la realidad, y aunque tú crees que todo va bien y es correcto, no es así. De algún modo esa capa de reactividad reiterada te agarra y te aprisiona, y toda la realidad presente queda contaminada y pierdes cuotas de libertad interna. Crees estar haciendo lo correcto pero no es así, y hay algo dentro que te dice que por ahí no vas bien, pero la capa te ciega y sigues como un buen becerro, para adelante y sin levantar la cabeza de tanto comer hierba.

Por otro lado la vida en sí, el mundo tiene su desorden hermoso y por más que queramos, o que creamos o que pensemos que las cosas son de un modo, ocurren del modo que tienen que ocurrir independientemente de la etiqueta que le pongamos. Uno cree algo pero es mentira, es sólo su interpretación, la vida sigue su vida y su ritmo, ¿porqué querer aprehenderlo?

Tendemos a dramatizar, a que cada supuesto problema sea un drama, y ahí toma las riendas un ego protagonista que se alimenta de cualquier historia donde sea el rey.

Todos estos factores se unen y surge esa densidad, unas veces no se hace tan tangible, tan espesa, y permanece ahí escondida esperando a mostrarse o mostrándose y condicionando nuestra actuación, y otras nos cubre por entero y somos plenamente conscientes de ella.

Otras veces todo es más claro, las nubes se han apartado, hay más luz, e intuyes que es así, te lo dice el abdomen, el hara. Te lo dice tu piel, tus poros. Tu circunstancia vital se torna luminosa desde una profunda paz.

Sólo se me ocurre nadar en la densidad, otras veces nadar en aguas más claras, respetar a mis sombras, reconocerme en todo ello, y dejarme llevar, no resistirme, no apalancarme, fluir y fluir, observar, aprender a nadar, e intentar ser mejor persona, y aprovechar los rayos de sol para sonreír a la vida, y no dejarme ahogar por la lluvia ni el vaho. Y si llueve mucho, salir a bailar a la luz de la luna y aullar, es lo mejor, aullar en un alarido interminable de libertad.

La Union - Lobo hombre en paris (en vivo)

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