martes, abril 12, 2011

La presencia o el olvido


                                                                                  
Desde hace unos días tengo un gallito. Se llama Kiriko. Estamos muy felices con él. Es un tío muy chulo que no para de cantar en cuanto nos ve, haciendo acto de presencia. Su canto a la vida me enternece, me llena, me hace feliz. Esa alegría de estar y cantar y cantar.

Nos lo ha regalado un amigo que cría aves, Kiriko es de esta tierra, un gallo andaluz.

Hace dos mil quinientos años, hablamos de hace muchisimas generaciones, un hombre llamado Buda comento a un grupo de gente que le oía en una charla muy hermosa; decía que simplemente dándonos cuenta del acto de inspirar y espirar, algo podría cambiar en nuestras vidas. Que si nos sentamos a meditar, y si fijamos nuestra atención, nuestra mente, en  la inhalación y en la espiración, con la práctica notaríamos cambios fundamentales en nuestra vida.

Lo llamo la respiración consciente.

 En nuestra vida cotidiana nos encontramos perdidos muchas veces en una realidad mental y emocional que no es real, entre nubes permanentes de hacer, de no hacer, de no estar, de preocupaciones sobre situaciones que no existen, con miedo acumulados o por descubrir, de angustias, de competir, de acumular, de ganar, de ansiedades que nos alejan de lo que somos y de lo que vivimos en ese momento.

Buda era una persona sabia, el inicio de la charla es sólo eso, luego viene mucho más, pero sólo ser conscientes del acto de respirar no es fácil, e implica tantísimo que vamos a comentar sólo un poco.

Supongamos que me encuentro alienado entre nubes, y la vida pasa delante mio, y yo fragmentado entre tantas nubes no oigo el canto que sale de mi corazón y que me dice lo que soy, pues soy un puzzle con muchas piezas sueltas.

Supongamos que eso, aunque parezca increíble me hace olvidar quien soy. Y me ciega ante lo que es realmente importante en la vida.

Si sentimos la respiración, por ejemplo, podemos darnos cuenta que estamos vivos, sí, ya no estoy en una nube, estoy aquí, ahora, y la respiración consciente me lo recuerda. Eso me da presencia, me hace presente de mi presente, y si practico puedo darme cuenta que lo más importante en mi vida en ese momento es lo que estoy viviendo. Por ejemplo si estoy hablando contigo, tú eres lo más importante, no estoy pendiente de lo que tengo que hacer luego o lo que hice. Tú eres lo más importante.

Entonces si respiro conscientemente, me doy cuenta que soy lo más importante, y que tú también. Lo difícil es darse cuenta y entregarse sin miedo, sin angustias, sin pesares al momento. Ligero como el canto de Kiriko.

Entonces ese simple acto de darme cuenta de inspirar y espirar me hace presente el presente, y me da presencia. Pero también me serena, sí, me hace pacifico. ¿Resulta increíble verdad?. Es decir nos serena la vida, nos trae paz a nuestra existencia.

El canto de Kiriko me recuerda que debo darme cuenta de mi presente. Que cada momento es un lienzo en blanco que yo puedo pintar con los colores que desee. Hacer más pacifico y feliz mi presencia y de aquellos que amo.

La respiración consciente es como volver a la vida, es volver a  nacer.


Compay Segundo - Chan Chan

                                                                          

                                                                             

5 comentarios:

salva dijo...

Que bueno el chan chan.

Anónimo dijo...

http://youtu.be/xOfgkjbQ1XU

besos desde belfast!!!

Carlos Serratacó dijo...

el chan chan es la bombaaaaaaaaaaaaaa, ese ritmito caribeño....

Carlos Serratacó dijo...

saludosssssssssss desde huelva a la patyyyyyyyyyyyyyy

Unknown dijo...

quirico es precioso

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