domingo, junio 02, 2013

El "tempo" de una clase, el "tempo" vital



"Tempo narrativo: velocidad con que sucede la acción en una novela, una obra teatral o cinematográfica, o que se desarrolla un programa de radio o televisión"




Una clase de yoga tiene un "tempo", es una narración de posturas, de silencios, de aperturas y cierres de espacios, de gestos estáticos y en movimiento, de dispersión y de atención, de respiración, un viaje de la agitación a la calma, de disolución de diques o capas hacia lo interno, de lo denso a lo claro, de reencuentro.

Todos estos aspectos emiten hacia uno mismo, conectan con tu dial, con tu canal.

Me recuerda mucho lo inconmensurable de la música, es generar una música creando una determinada vibración que te colma, que te llena, que te vacía...que te permite estar en paz contigo y con el mundo.

Esa calma que alcanzamos con el yoga nos conecta con un tempo inmemorial, un tempo natural. Por otro lado nuestra sociedad actual nos aboga hacia ese desgarro, diría yo, de ese tempo olvidado. Vivimos apresurados por mil razones a las cuales no voy entrar ahora, igualmente los sentidos se encuentran desbocados y dispersos. Mucho de este apresuramiento, de esta orgía sensorial son excusas para llenar un vacío o para llenar el ego. Todo ello produce una permanente fragmentación interna por lo que desaparece de un modo nítido el contacto con uno mismo y con el otro, y la narración interna de lo que somos es por espamos.

Volvamos al inicio, una clase de yoga nos conecta con lo olvidado. Y lo hace presente.

Cuando el yoga se hace ya presente en tu vida cotidiana, vas enlazando cada vez con una mayor frecuencia con ese tempo, entonces todo va encajando, tu narración vital tiene un mayor sentido. Esa música interna te permite sentirte en un lugar donde tu vibración y la vibración del tempo natural de aquello que te rodea tienen comunión.

Posiblemente lo ciertamente útil para nuestra vida cotidiana es que sabes inmediatamente cuando no hay comunión, no hay tempo, no hay vibración. Entonces recurres a las herramientas que has ido educando con el yoga y que has ido afinando para volver a crear música.

Música para ti, música para el mundo.


Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva




sábado, junio 01, 2013

Mirando el horizonte



Ha llegado el sol. Lo recibo corriendo por la ciudad que va menguando de la sombra a la luz. Corro. Siento mis pies, encuentro un ritmo suave para acompasarlo con mi respiración. Avanzo, siempre avanzando sintiendo mi cuerpo. Corriendo para liberar, corriendo para volar, corriendo para volver.

Cuestas, llanos, la piel suda, todo se limpia. Ciudad, ciudad gris que amanece. Ciudad de ladrillos.

¿Dónde está el verdor? ¿Dónde estas luz?

Corro con este ritmo donde siempre soy consciente de mi lugar, de mi espacio, de mi tiempo, de mi destino.

Te educo, cuerpo mío. Abro una ventana para ti, mente dispersa.

Buscando el eje, el equilibrio, el lugar....

Desde donde te pueda ver a ti, horizonte....

espacio infinito, espacio de libertad.

Me cuesta levantarme, ya son muchas clases, mucho dar a lo largo del curso. Me encuentro cansado.

Pero estoy ahí, constante, presente, disciplinado en mi andar. Sabiendo que tú, suelo duro, equilibras mis pasos. Asfalto neutro, asfalto cruel.

Enfundado en este gorro de colores, corro.

Y las nubes aparecen en el horizonte y yo ya voy llegando, deteniéndome, agotado.


Artículos más visitados

Amigos del Blog

Todos los artículos a un clic

Traslate