domingo, febrero 26, 2017

Unas manos que aman


 Unas manos que aman

En yoga todo lo que se apoya es importante, puede ser unas manos, las rodillas, los pies, el lateral del cuerpo, la espalda, la cabeza... Lo que apoya me trae a tierra, me enseña a enraizar, a sentir lo que soy, a sentir que la tierra se encuentra viva y respira, y que yo en la postura lo hago mediante su ayuda y comprensión.

Cuanto menos esfuerzo ponga en la postura, cuanta más atención relajada aplique, más se abrirán las vías para encontrarme conmigo mismo y con el tempo de la vida. Hay menos esfuerzo porque el esfuerzo es el justo, es el tono que surge de ajustarme con respeto y amor. Entonces la postura, como una figura simbólica que representa la vida y el amor, reparte los pesos y contrapesos, los tonos y los abandonos, todo regado con una atención y calma viva, penetrante, sutil, suave, que envuelve todo aquello donde se posa la mirada interna y que tiene como eje ese respirar que nace del enraizamiento.

Para mí la mano -mis manos- son algo mágico, excepcional, maravilloso por los significados que han ido adquiriendo según las iba descubriendo en mi viaje con el yoga. Unas manos que se han ido abriendo, a la par que se abría mi corazón. Eso no ha ocurrido de un día para otro, iban pasando los días, las semanas, los meses y los años, y mis manos eran cada vez más firmes, más sensibles, más abiertas a escucharme y a escuchar la vida que me vive. El tacto con la esterilla es el tacto con el corazón de la tierra viva que late en la postura que siento.

Mis manos, amigas de mis muñecas,  amigas de mis codos,  amigas de mis bíceps, amigas de mis tríceps, amigas de mis hombros, amigas de mi espalda, amigas de mis omóplatos, amigas de mis pulmones, y ahí, en el centro, mi corazón, mi amigo. Y en ese latir, laten al unísono el corazón de la tierra con mi corazón que sienten y envuelven mis manos.

Manos, manos que sienten, manos que acarician con fragilidad, manos que aman con fuerza, manos que miran y abrazan, manos que van de cara con valentía de ser manos amorosas, manos que laten, que recorren, que abrazan, que colman, que se abandonan a ser manos.

Dos manos, vivas, corazones que bailan, que vuelan, que sienten el tacto del aire, que respiran los poros de la esterilla, que transpiran la piel de la tierra, tu piel.

                                                                   .Manos.

Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Huelva

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