domingo, abril 30, 2017

Soledad y percepción en yoga, el sosiego de ser uno mismo.


Soledad y percepción en yoga, el sosiego de ser uno mismo


"Conocer lo que no se conoce, comprender lo que no se comprende, profundizar en lo que ya se conoce"
                                                                                             Desikachar

                       "Papito, tú subes en esa mariposa y yo en la de al lado, y así volamos juntos"
                                                                                                                                           Alba

El yoga tiene un aspecto esencial; según avanzas en él, tienes menos posibilidades de escape de verte a ti mismo. 

En nuestra sociedad actual es complicado convivir con uno mismo, o mejor dicho, de degustarse en el silencio enriquecedor de descubrirse en el misterio de la vida, de penetrar en algo más que no sea la persecución sistemática de ilusiones.

Correr y correr, correr y correr... ¿tras de qué? Ha surgido un nuevo dios omnisciente: la pantalla que jamás descansa. Valores ancestrales van desapareciendo. Hay dificultades de enraizamiento y crecimiento ante tanta dispersión interna. Los estímulos son infinitos y mutan convirtiéndose en parásitos. En realidad son capas y capas que nos impiden vernos en nuestra desnudez de seres humanos, con nuestro amor, con nuestro dolor.

Se vende la inmediatez como si fuera la inmortalidad perenne. Llenos de estar disponibles siempre. 

En el yoga resulta muy importante la pausa. Me detengo, me observo, me miro, me siento. Mi percepción va adquiriendo otra perspectiva. Lentamente se va pasando de vivir hacia fuera, con la mente desbocada de un lugar a otro, a una mente poco a poco más calmada donde el descubrimiento de mirar hacia dentro, de percibirte hacia ti mismo, cambia toda la percepción de la realidad de quién eres y lo que percibes en el exterior.

Para empezar, todo consiste en detenerse. Por ejemplo, uno puede meditar. Solo ha de sentarse para empezar, nada más. Van a surgir dificultades, claro, eso es lo interesante. Y las respuestas van a surgir, simplemente, de seguir sentados todos los días un poco. La mente querrá salir corriendo tras algún estímulo, el cuerpo se quejará, todo va a resultar incomodo. 

Solo hay que seguir sentado. En soledad contigo, con nadie más, solo contigo.

Entonces un día degustarás la pausa, la pausa de percibirte estando contigo. En cuanto notes la pausa va a aparecer una puerta. Si persistes, se abrirá. Tras ella, estás tú, y si sigues en pausa, se te irá revelando lo que eres y lo que no.

Ya podrás meditar de pie, sentado, o como quieras, pues tu soledad siempre va a ir contigo, así como su hermano, el sosiego.

Es importante aprender a percibirse en humildad, pues, desinfladas las ilusiones, surgen obstáculos, pero no importa, solo hay que seguir ahí, perseverante, regular, impecable.

De lo que hemos comentado hasta ahora hay un aspecto importante, uno lo realiza en soledad. Es importante convivirse de un modo creativo, vivo, llenos de la dicha de la aceptación de ser uno consigo mismo.

Solemos apoyarnos en el otro o en los otros para ser, aquí consiste en penetrar, percibirse en uno para descubrir la experiencia de ser uno percibiéndote siendo.

Según te entrenas en soledad en la percepción de ti mismo, tu propia mente y percepción se agudizan, es decir, se hacen más afiladas. Eso significa que, entre el barullo, te resulta más fácil distinguir la claridad en ti mismo. Y con paciencia la mente y la percepción se convierten en herramientas que te ayudan a comprenderte y a comprender el mundo de un modo diferente, donde la experiencia de la propia percepción amplía enormemente tu capacidad de discernir, de discernirte.

Es hermoso el sosiego de ser, la realidad de sentirte en calma contigo, de darte cuenta de que según tu percepción y tu soledad son más creativas, tú te conviertes en un ser cada vez más sensible, más vulnerable, más frágil.

Y la fortaleza es tu fragilidad, y esa soledad fructífera solo quieres compartirla amando desde tu sensibilidad, pues el misterio te va enseñando flores y tú solo quieres regar el mundo de flores, quieres acariciar con tus manos las manos, mirar a los ojos, y compartir lo que eres ahora, en presente.

Esa mirada inicial de la percepción hacia ti mismo se transforma, ya no funciona de fuera hacia dentro, ahora eres tú, como un sol que brilla, el que percibe en libertad consciente los claros y las nieblas, consciente de estar vivo en ti. Te conviertes en faro de tu vida que ilumina tu existencia y, en ese emitir, haces partícipe a otros seres humanos de tu fragilidad, de tus miedos, de tus esperanzas, de tu alegría, con la mirada al frente pero el corazón rendido en aceptación.


Stevie Wonder-"Uptight"

Artículo escrito por Carlos Serratacó
Escuela de Yoga y Conciencia
Asociación Onubense de Yoga
Huelva, Abril 2017

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias como siempre, Carlos.
En este caso, por describir el proceso de meditación y lo que podemos esperar fruto de la práctica.
Cuando a través de ella experimentamos la serenidad, de repente se abre otra cualidad en nosotros antes adormecida: vemos el mundo en base a lo que nos hace sentir, libre de creaciones mentales sin consistencia. De repente, todo gana en naturalidad, lo que vivimos y lo que sentimos, encajan en armonía.
Y nos llena de sensaciones agradables de la que no queremos desprendernos: confianza, alegría, empatía,....
Es bonito y entusiasma. Nos invita a quite llevemos ese bienestar a los demás. La alegría de compartir el bien.

Carlos Serratacó dijo...

Hola Guillermo, así es,también es importante como comentamos en los cursos que cada uno se labre su propia consistencia No caben conceptos, cabe caminar. Y en ese caminar sereno es muy importante ser consciente del eje que surge de tu practica únicamente personal para, ante los baches, aprender como oportunidades de comprenderte más a ti y a los otros. besos muchos

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